miércoles, 20 de marzo de 2019

FRAGMENTO DE ORTEGA

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Vivimos aquí, ahora - es decir, que nos encontramos en un lugar del mundo y nos parece que hemos venido a este lugar libérrimamente. La vida, en efecto, deja un margen de posibilidades dentro del mundo, pero no somos libres para estar o no en este mundo que es el de ahora. Cabe renunciar a la vida, pero si se vive no cabe elegir el mundo en que se vive…
Nuestra vida empieza por ser la perpetua sorpresa de existir, sin nuestra anuencia previa, náufragos, en un orbe impremeditado. No nos hemos dado a nosotros la vida, sino que nos la encontramos justamente al encontrarnos con nosotros. Un símil esclarecedor fuera el de alguien que, dormido, es llevado a los bastidores de un teatro y allí, de un empujón que le despierta, es lanzado a las baterías, delante del público. Al hallarse allí, ¿qué es lo que halla ese personaje? Pues se halla sumido en una situación difícil sin saber cómo ni por qué, en una peripecia: la situación difícil consiste en resolver de algún modo decoroso aquella exposición ante el público, que él no ha buscado ni preparado ni previsto…
La vida nos es dada - mejor dicho, nos es arrojada o somos arrojados a ella, pero eso que nos es dado, la vida, es un problema que necesitamos resolver nosotros…
Por lo mismo que es en todo instante un problema, grande o pequeño, que hemos de resolver sin que quepa transferir la solución a otro ser, quiere decirse que no es nunca un problema resuelto, sino que, en todo instante, nos sentimos como forzados a elegir entre varias posibilidades. (Si no nos es dado escoger el mundo en que va a deslizarse nuestra vida -y ésta es su dimensión de fatalidad nos encontramos con un cierto margen, con un horizonte vital de posibilidades -y ésta es su dimensión de libertad; vida es, pues, la libertad en la fatalidad y la fatalidad en la libertad.) ¿No es esto sorprendente? Hemos sido arrojados en nuestra vida y, a la vez, eso en que hemos sido arrojados tenemos que hacerlo por nuestra cuenta, por decirlo así, fabricarlo. 0 dicho de otro modo: nuestra vida es nuestro ser. Somos lo que ella sea y nada más -pero ese ser no está predeterminado, resuelto de antemano, sino que necesitamos decidirlo nosotros, tenemos que decidir lo que vamos a ser…
Si nuestra vida cosiste en decidir lo que vamos a ser, quiere decirse que en la raíz misma de nuestra vida hay un atributo temporal: decidir lo que vamos a ser -por tanto, el futuro…No es el presente o el pasado lo primero que vivimos, no; la vida es una actividad que se ejecuta hacia adelante, y el presente o el pasado se descubre después, en relación con ese futuro.


¿Qué es filosofía? José Ortega y Gasset ( 1883-1955 )

domingo, 3 de marzo de 2019

COMPARACIÓN DESCARTES-ORTEGA.

En cuanto a la realidad:

-Para Descartes lo real es la sustancia, aquello que es en sí y que para ser no necesita de otra cosa, es decir, el ser independiente. Descartes determina tres sustancias: infinita o Dios, pensante y extensa. Estas dos últimas son sustancias dada la claridad y distinción, la evidencia, con que intuyo la independencia entre ambas. Es más, del “pienso, luego soy” deriva la certeza sobre todo lo real, es decir, para Descartes el mundo externo es dudable, lo que proporciona certeza es la evidencia de la mente: existe el pensamiento que, siguiendo su regla de la evidencia, muestra la existencia y naturaleza de Dios –bueno y veraz, garante del conocimiento- y la existencia de una realidad externa o mundo, la res extensa, correspondiente a mis ideas verdaderas. Por el contrario, para Ortega la realidad primordial, radical, es la vida, es decir, el yo-con-las-cosas, eliminándose lo que “desde las circunstancias” de Ortega era la ceguera del idealismo al que conducirá la filosofía cartesiana: la independencia de la subjetividad. Para Ortega el dato indubitable no es el “yo pienso” cartesiano, sino una relación: alguien que piensa, que se da cuenta y lo otro de que me doy cuenta, es decir, la vida, la de cada individuo, pueblo o época.
-Otra característica de la sustancia, del “yo pienso” cartesiano, es la permanencia, es un ser estático, atemporal. Por el contrario, para Ortega la vida es cambio, desarrollo, historia.
-Semejanza: tanto Descartes como Ortega coinciden en la necesidad de descubrir el dato radical, la realidad indubitable (el “yo pienso” para Descartes, el “yo-con-las-cosas” para Ortega).

En cuanto al conocimiento:
-La razón para Descartes es única, de la que participan todos los individuos. Según Descartes la única razón, utilizando un único método –las cuatro reglas del método- dará lugar a una única ciencia, la Mathesis Universalis: un conocimiento total, absoluto de la realidad. Para Ortega esta razón cartesiana (lógico-matemática) es una abstracción, esta razón pura ha de ser sustituida por una razón vital, una razón que nos enseña la primacía de la vida, una razón que es histórica, que nos permite entender al hombre mediante la comprensión de las creencias e ideas que cada individuo, generación y cultura han utilizado para dar un sentido al problema de su existencia, de su vida.
-Para Descartes podemos llegar a alcanzar la certeza, la seguridad en la verdad objetiva y universal. Descartes es dogmático y en opinión de Ortega utópico (porque proporciona una verdad no localizada, vista desde lugar ninguno). Frente a Descartes, Ortega presenta su perspectivismo: la realidad se conoce desde una posición concreta, todo conocimiento está anclado en un punto de vista, en una situación. Además es necesario que las distintas perspectivas se complementen. En su propia esencia la realidad misma es perspectivística, multiforme.
-Criterio de certeza: para Descartes es la claridad y distinción, es decir, la evidencia racional con que capto la verdad de una proposición, como ocurre con el “pienso, luego soy”, por tanto en una comunidad o coincidencia respecto a la verdad. Ortega también propone un criterio de certeza, de seguridad en la verdad: la divergencia en la verdad, fruto de la diferencia de perspectiva.
-Semejanza: a) Ortega considera que la filosofía es un conocimiento que descansa en intuiciones, es decir, en evidencias. Como Descartes, Ortega entiende que es posible otro tipo de intuición que la sensible.
                    b) Valoración de la duda: Descartes utiliza la duda como método para alcanzar evidencias sobre las que construir el edificio del conocimiento. Para Ortega la duda es necesaria, convierte en ideas a las creencias, hace que el hombre se dé cuenta que está sumergido en las creencias, de que es dueño de ellas y no al revés, y esta es la misión ingrata del filósofo.

COMPARACIÓN NIETZSCHE-PLATÓN.

En cuanto a la realidad:
Platón considera el mundo como un cosmos y cree en la racionalidad intrínseca de la realidad, una realidad que puede ser conocida verdaderamente, con un conocimiento universal y necesario. Para Nietzsche el mundo es caótico e irracional: orden y racionalidad son creencias infundadas que nos otorgan seguridad (valorar en contra de la vida).
Platón posee una visión dualista del mundo: por un lado lo realmente real o mundo inteligible, inmutable, compuesto por las esencias comunes a las cosas (las Ideas), esencias únicas en sí mismas, organizado jerárquicamente y arquetipo del mundo sensible; por otro la apariencia de realidad o mundo sensible, cambiante, plural, material y copia del anterior del que toma su ser (es porque imita a aquél). La visión de la realidad de Nietzsche es monista: sólo hay un mundo, el mundo sensible, aparente, plural, cambiante, contradictorio.
Platón dota de primacía a la realidad trascendente, estática, única: Mundo de las Ideas. Nietzsche rechaza frontalmente la división entre mundo verdadero/mundo aparente. La primacía de lo trascendente surge, según Nietzsche, como modo de valorar decadente.
La Teoría de las Ideas platónica se sustenta en nociones metafísicas: idea, alma…Las Ideas vienen a ser los conceptos pero además con realidad extramental. Para Nietzsche los conceptos metafísicos (“los conceptos supremos”) son puras ficciones: surgen de un desprecio al valor de los sentidos y por una sobreestimación de la razón.
En cuanto al conocimiento:
Para Platón la realidad puede representarse correctamente mediante conceptos. En el concepto aparece la esencia de la cosa, la auténtica realidad. Nietzsche critica la validez de los conceptos para expresar la realidad. Las características de la vida son las contrarias a las que representa el concepto.
La episteme o ciencia platónica, verdadero conocimiento de la realidad, universal y necesario, es fruto de la razón, no de los sentidos, que aportan doxa. Para Nietzsche la razón no es mejor que otros medios (imaginación, sentimientos, instintos…) para alcanzar un conocimiento de la realidad. El mejor recurso para captar lo real es la intuición sensible. Los conceptos pueden ser utilizados en cuanto se les devuelva su sentido metafórico.
Para Platón existe una sola verdad y se puede conocer, esta verdad es la del filósofo que, tras pasar por los diferentes grados del conocimiento –conjetura, creencia, pensamiento discursivo y dialética- alcanza la Idea de Bien, principio real y cognoscible que dota de realidad y conocimiento a todos los seres, y determina en qué sentido las virtudes éticas-políticas son buenas. Nietzsche rechaza el concepto de verdad universal: no hay datos puros, sino perspectivas, es decir, múltiples formas de valorar. El perspectivismo nietzscheano parece ser una forma de relativismo y subjetivismo.
Platón valora la matemática, la dianoia, en el proceso de ascenso educativo. Nietzsche la critica, como queda reflejado en la justificación.
Platón utiliza el método dialógico socrático, entendiendo que en la definición del concepto aparece la esencia de la cosa, la auténtica realidad. El lenguaje es vehículo de la realidad, de la única realidad. Nietzsche sustituye el lenguaje del concepto por el lenguaje de la imaginación, del arte, que respeta la pluriformidad y cambio de la realidad.
En cuanto a la ética:
Para Platón los valores morales son objetivos -situados en el mundo eterno e inmutable de las Ideas- y universales, objeto de conocimiento para actuar adecuadamente en lo público y en lo privado, siguiendo el intelectualismo moral socrático y en contra del relativismo sofista. Nietzsche critica el dogmatismo moral platónico y niega la universalidad de los valores morales: los valores morales no tienen una existencia objetiva, existen porque nosotros los hemos creado, fruto de la voluntad de poder, cambiándose conforme cambie el modo de valorar (no son universales). La moral platónica es antinatural: una moral del resentimiento contra los instintos y el mundo biológico y físico.
Coinciden:
En la defensa del sentido aristocrático de la existencia: el filósofo-rey de platón, la “moral de señores” de Nietzsche.
En el uso del mito y la metáfora no sólo como recurso didáctico, sino como modo de expresión de la realidad.

TEORÍA DE ORTEGA

  1. Crítica del realismo y del idealismo:
Para el realismo, actitud de la filosofía antigua y medieval, lo real son las cosas al margen del sujeto cognoscente. Para el idealismo, actitud de la modernidad, el conocimiento de las cosas está mediado por el sujeto que conoce (recuerda, para el Racionalismo y el Empirismo nuestro conocimiento recae sobre nuestras ideas, de ahí el afán de demostrar que a nuestras ideas le corresponde una realidad), que impone su “filtro”(recuerda, las condiciones a priori kantianas de la sensibilidad y del entendimiento); este sujeto es concebido como sustancia independiente (la “res cogitans” es real por ser independiente –la sustancia de Descartes-). El idealismo conserva, según Ortega, la tendencia realista.
Ortega, como superación, acepta la tesis idealista pero criticando la independencia del sujeto: la auténtica realidad, primaria, radical es el yo-con-las-cosas : la vida (“yo soy yo y mi circunstancia”). Característica del ser, de la vida, es el acontecer: la esencia del hombre es drama, historia, acontecimiento.
  1. Crítica del racionalismo y del relativismo:
Desde Sócrates el racionalismo domina la cultura europea. El mundo en el que vive el hombre es un mundo de cualidades, pero la razón no maneja cualidades y reduce lo cualitativo a lo cuantitativo (geometría y número). Por buscar la verdad, renuncia a la vida. La razón introduce una escisión en la existencia: el mundo de los conceptos racionales fijos, universales, precisos, eternos y el mundo de la espontaneidad, lo vital que es cambiante, temporal, peculiar. Por el contrario, el relativismo para salvar las características vitales niega la verdad absoluta, haciendo de la verdad un problema subjetivo. Pero el relativismo cae en el escepticismo: entre tantas verdades, imposible saber cuál es la verdad.
Ortega supera lo anterior con el perspectivismo:
-Ortega descubre que la vida del hombre está inmersa en un conjunto de elementos que constituyen su circunstancia (particulares, históricas, sociales…) con las que tengo que habérmelas en mi vivir y a las que doto de sentido en ese ocuparme de y con ellas.
-La verdad (es decir, dar cuenta de la realidad) se da desde las circunstancias en las que el yo se ve inmerso. Esto es el perspectivismo: Todo conocimiento, deseo o valoración está anclado en un punto de vista, en una situación. Ésta es la dimensión gnoseológica del perspectivismo. Pero también tiene una dimensión ontológica: para Ortega la realidad es múltiple, la perspectiva es algo de la realidad (“yo y mi circunstancia”): la realidad posee tantas caras como puntos de vista hay.
-El perspectivismo considera también la complementariedad de las perspectivas. Esta integración de perspectivas posee un carácter activo y procesual.
-La razón capaz de integrar la dimensión perspectivística de la realidad es una razón vital e histórica , que nos muestra que las peculiaridades individuales, de cada pueblo, de cada momento histórico -la situación o circunstancia-, son el órgano gracias al cual captar la realidad que les corresponde (y toda la realidad que desde su circunstancia pueden captar, toda la verdad -esto es un guiño al racionalismo: se capta la verdad-). Cada individuo es un punto de vista esencial, insustituible. No existe una verdad absoluta y ubicua como pretendía el racionalismo (pero la verdad se capta, se puede dar cuenta de la realidad).
3.La razón vital:
Frente al racionalismo clásico incapaz de someter a la comprensión lógico-matemática los asuntos humanos, cabe adoptar una de las siguientes posturas: o un irracionalismo, como es el caso de Nietzsche, o un replanteamiento de la razón, que será la postura de Ortega: la razón pura que prescinde de las particularidades, pretendiendo un conocimiento universal y necesario, es un caso particular de una forma más amplia de razón, la razón vital; la doctrina perspectivística exige sustituir la razón pura por la razón vital. No podemos renunciar a la razón: la filosofía, ciencia, cultura son el instrumento que utiliza la vida para solventar sus problemas, es decir, no podemos vivir sin creencias e ideas. Aceptar este nuevo uso de la razón supone también aceptar las dimensiones irracionales de la existencia (por lo de "vital" o también el temperamento natural de cada cual como circunstancia; aunque también en la razón pura hay irracionalidad: los números irracionales o la relación causal que es "mera creencia"). ¿Qué es, por tanto, la razón vital? Es el instrumento de la vida que permite su comprensión. Para ello debemos sustituir las categorías del entendimiento (expuestas por Aristóteles y Kant) por las categorías de la vida , que la estructuran y la explican (contra Nietzsche, se puede pensar la vida, se puede razonar). Las categorías de la vida son las siguientes:
·         Me doy cuenta de mí en el mundo (encontrarse en el mundo).
·         Estamos ocupados en algo (yo consisto en ocuparme con lo que hay y lo que hay –el mundo- consiste en aquello de lo que me ocupo). La vida es quehacer.
·         La vida es un problema que yo tengo que resolver. (Libertad y proyecto).
·         El hombre ha de decidirse dentro de la circunstancia. (Libertad y circunstancia).
·         Temporeidad: la vida es futurización, esta categoría hace a la vida radicalmente histórica. El hombre es lo que le ha pasado, lo que le va pasando (esto es vivir). La razón que conoce y comprende el vivir es razón histórica. El acontecer de la vida es un discurrir inteligible que se puede narrar. La razón histórica es una razón narrativa: lo que al hombre le ha pasado. Razón histórica y razón vital son sinónimos. La razón histórica nos permite entender al hombre mediante la comprensión de las creencias y esquemas mentales o ideas que cada individuo, generación y cultura ha utilizado para dar un sentido a su vida (“la vida es un problema que tenemos que resolver nosotros”) y enfrentarse al reto de la existencia.

1º Bach. Tema 4. Epistemología.

http://www.mediafire.com/file/gndad138moeo16n/tema_4._Epistemolog%25C3%25ADa.pdf/file