Contexto cultural y filosófico.
La primera mitad del s. XVII, en la que se enmarca el
texto, es la época del Barroco, en la que se asiste a la desmembración del
orden feudal y al surgimiento de un nuevo orden político y económico en Europa. El siglo XVII se enfrenta con una "crisis de la razón". Las Universidades entran en decadencia y la vida intelectual se centra en los salones y las recién creadas Academias. La filosofía escolástica pierde fuerza creativa. La cultura se nacionaliza. La teología tampoco es capaz de unificar los conocimientos. El Barroco supone una crisis de la sensibilidad: la necesidad de vivir apasionadamente; es una época pesimista ("la locura del mundo" o "mundo al revés"), donde todo es fugaz, contingente, azaroso, aparente. En literatura Calderón expresa la representación de la vida
como sueño y tragedia. El claroscuro caracteriza la pintura de Rubens (donde cada escena representa un exceso y un desbordamiento),
Velázquez y El Greco. En el ámbito científico, la nueva ciencia de Galileo y
Pascal hace imponerse la física matemática frente a la del aristotelismo,
Kepler termina de derribar el geocentrismo aristotélico-ptolemaico y Bacon y
Galileo cimentan la necesidad de dotar a las ciencias de un funcionamiento
metódico, testigo recogido por Descartes. La búsqueda de Descartes de la certeza -en medio de las dudas y de los engaños del sueño- no es, pues, una búsqueda retórica.
El pensamiento cartesiano se enmarca en el proceso abierto
en el Renacimiento con el antropocentrismo, la consolidación del humanismo y el
conocimiento científico, y supone la reacción contra los fundamentos de la
escolástica y contra la autoridad de la fe como fuente de conocimiento. El Discurso del método surge como solución al escepticismo de
Montaigne y Charron. Para estos autores el hombre no puede alcanzar una verdad
absoluta, pero la duda es motor de conocimiento, hace que no se estanque. La
duda cartesiana será metódica, no escéptica. La corriente racionalista fundada
por Descartes toma como referencia la ciencia moderna y como modelo el método
matemático. Concede a la razón una importancia radical, aceptando el innatismo
de los principios esenciales del conocimiento a partir de los cuales construir
el conocimiento deductivamente y despreciando el conocimiento sensorial como
fuente no fiable. Descartes, Leibniz y Spinoza son los principales representantes
del Racionalismo. Descartes formuló una teoría sobre el mundo físico denominada
mecanicismo que intenta explicarlo como una gran máquina y que será precursora
de las concepciones materialistas posteriores como la de La
Mettrie en
su obra El hombre máquina.
El Racionalismo encuentra su oposición en el Empirismo británico de Locke y
Hume. Ellos, y especialmente Hume, representan la oposición radical a la
filosofía cartesiana fundando una corriente que rechaza la existencia de ideas
innatas y pone en la información sensorial la fuente y el límite del
conocimiento.
Entre sus obras destacamos Meditaciones metafísicas, Los
principios de la filosofía, Tratado del mundo, Reglas para la dirección de la
mente y Discurso del método, publicado en 1637 como una
introducción en francés a tres ensayos científicos.
JUSTIFICACIÓN:
Ante la situación de confusión y desorganización del saber
de su época, Descartes cree necesario revisar todo el saber adquirido para
eliminar lo que se ha admitido sin un examen suficiente y edificar el
conocimiento desde cimientos más sólidos, sobre verdades indudables, que deben
ser determinadas como tales por la razón . Para ello es necesario encontrar un
método adecuado, fácil de aplicar, que pueda servir para construir todo el edificio
del saber, unificando todas las ciencias y todo el saber bajo un método
universal y único.
Descartes considera que ese método adecuado ha de tomar
como modelo el método matemático, un método basado en el poder creador de la
razón, que al margen de la experiencia, es capaz de construir un conocimiento
verdadero, es decir, evidente y necesario. La razón matemática construye
conocimiento mediante las operaciones de intuición y deducción . Intuición:
captar con la inteligencia los contenidos mentales o ideas que aparecen ante la
mente con claridad y distinción; deducción: derivar un contenido mental de
otro, unas ideas de otras, en base a las relaciones lógicas que la razón
encuentra entre esas ideas o contenidos mentales. Cogiendo lo mejor del método
matemático y de la lógica Descartes construye su método basado en unas reglas
sencillas para ayudar a la razón en sus operaciones de intuición y deducción
evitando confusiones. El método por tanto será el mismo proceder de la razón:
1) Regla de la evidencia. Sólo se ha de tener como
verdadero lo evidente o indudable, aquello que se presenta a la razón con
claridad y distinción.
2) Regla del Análisis. (Intuición) Descomponer una idea
compleja o un problema en sus elementos más simples para poder descubrir o
intuir con claridad y distinción las naturalezas simples, los primeros gérmenes
de verdades que residen o surgen en la mente (innatismo).
3) Regla de la Síntesis. (Deducción). Deducir desde las
ideas simples, mediante relaciones lógicas entre ellas, ideas más complejas.
(Reconstruir el problema de lo más simple a lo más complejo). La deducción es
un encadenamiento de intuiciones.
4) Regla de la comprobación o enumeración. Comprobar y
revisar los procesos de análisis y síntesis para asegurarnos de que se ha hecho
completo y sin errores.
La experimentación pasa a un segundo plano, como apoyo para
informar sobre las condiciones en las que ocurren los acontecimientos, pero no
como fundamento del conocimiento.
Descartes aplica este método al conocimiento matemático
para valorar su utilidad. Después lo aplica a la metafísica (filosofía), raíz
de todas las ciencias, con el objetivo de encontrar en ella principios seguros. Para alcanzar ese objetivo Descartes
recurre a la duda metódica, que es la fase de análisis del método: dudar de
todo, tomar provisionalmente como falso todo lo que es posible poner en duda
con el fin de descubrir si hay algo que resista a toda duda, sobre la cual
asentará su filosofía. La duda cartesiana es metódica, es un procedimiento de
carácter metodológico provisional, distinta de la duda escéptica, que niega la
verdad (esta duda no se aplica a los conocimientos religiosos ni a los
prácticos.)
Hipótesis de la duda metódica en las que se busca alguna
certeza (las hipótesis sucesivas derriban las certezas anteriores). En las dos
primeras se pone en tela de juicio la validez de los sentidos como fuente de
conocimiento, en las dos últimas se valora la validez de la razón:
1. Falacia de los sentidos: quizás el mundo no es como lo
percibimos, pero parece ser indudable que hay un mundo que es la causa de mis
sensaciones.
2. Dificultad para distinguir el sueño de la vigilia. Esta
hipótesis derriba la certeza anterior. Usando los sentidos como criterio que
fundamenta la existencia del mundo, tan real es el mundo soñado como el vivido
en estado de vigilia. No obstante hay algo cierto, despiertos o dormidos: las verdades
matemáticas.
3. Los errores de razonamiento. Usar mi razón no es
sinónimo de alcanzar verdad, me puedo equivocar en las operaciones matemáticas,
en las deducciones…No obstante, siendo riguroso en el procedimiento, podría
alcanzar certezas.
4. La hipótesis del genio maligno (que aparece en las Meditaciones
metafísicas): esta hipótesis significa la posibilidad del error, aun cuando
crea captar la verdad siguiendo un procedimiento.
Pero entonces, ¿No es posible encontrar ninguna verdad
absoluta?
Desde la duda Descartes descubre una verdad indudable sobre
la cual basar todo el conocimiento: “cogito, ergo sum”, es decir, “pienso,
luego soy ”. (“Je pense, donc je suis”). Como la duda es una forma pensamiento,
está fuera de toda duda que yo estoy pensando. Aunque lo que piense no exista,
sea falso, no se puede dudar de que “yo” estoy pensando, ni, por tanto, de que
existo. La verdad del “yo pienso” puedo afirmarla incluso manteniendo la
hipótesis del genio maligno. Esta es la primera verdad clara y distinta
(certeza), el primer principio evidente (axioma) de la filosofía de Descartes.
La proposición “pienso, luego soy” se convierte en el modelo en el que se
inspira el criterio cartesiano de verdad: toda idea captada con igual claridad
y distinción que el cogito será verdadera.
Ahora comienza la fase de síntesis del método, la deducción
de las sustancias:
Partiendo del “cogito” Descartes intuye la naturaleza del
Yo: puedo dudar de que no tengo cuerpo y que no ocupo lugar, pero es indudable
que para ello pienso, existo como pensamiento, soy una cosa que piensa: la
sustancia pensante o res cogitans.
Como Aristóteles, Descartes define lo real en términos
sustancialistas, lo real es la sustancia. y la define como“aquello que no
necesita de otra cosa más que de sí misma para existir”. Descartes admite dos
tipos de sustancia: la sustancia infinita (Dios) que no necesita de otra cosa
para existir, y las sustancias finitas que no necesitan de nada para existir
excepto de Dios, son la res cogitans o pensamiento (yo pienso) y la res extensa
o materia extensa (mundo). Se les denomina sustancia a estas últimas dada la
independencia entre ellas, captada con evidencia como se ha explicado
anteriormente en la naturaleza del yo.
Las ideas en cuanto actos del pensamiento son iguales, pero
en cuanto a su contenido difieren. El contenido
del pensamiento son las ideas o representaciones. Tipos de ideas:
- Adventicias o adquiridas: son las ideas que provienen de
la experiencia sensible o de la enseñanza (resultan engañosas dada las dos
primeras hipótesis de la duda metódica)
- Facticias o artificiales: inventadas con la imaginación y
la fantasía, por ejemplo, idea del animal mitológico llamado centauro. Estas
ideas son ilusorias y arbitrarias, no verdaderas.
- Innatas o naturales: son las ideas que emergen de la
propia facultad de pensar. Son ideas innatas por ejemplo las ideas de
pensamiento y existencia captadas en el cogito.. Sólo las ideas innatas poseen
evidencia perfecta y nos conducen al verdadero conocimiento.
Pero no tenemos la seguridad de que estas ideas sean
verdaderas o se correspondan con la realidad (aún planea la hipótesis del genio
maligno). El problema de Descartes es cómo salir de la subjetividad y llegar a
saber si hay cosas objetivas (realidades exteriores al yo pensante) y cómo son
estas cosas. La posibilidad de que exista un genio maligno que me engaña en el
razonamiento impide que pueda seguir avanzando en el conocimiento. Para tener
seguridad absoluta de que lo que percibo con claridad y distinción es
verdadero, necesito eliminar la hipótesis del genio maligno. ¿Y cómo? Probando
lo contrario, que existe un Dios bueno, en el que no cabe el engaño.
Descartes descubre que entre las ideas innatas del yo
pensante se encuentra la idea de perfección. Si Yo dudo (no conozco) es porque
soy imperfecto y en mí tengo la idea de perfección (pues de lo contrario no
dudaría). ¿De dónde procede esa idea? No puede proceder de mí pues de la
imperfección no puede venir lo perfecto. Tiene que venir de fuera, pero no de
cualquier cosa, sino que sólo ha podido ser inducida en mí por un ser perfecto,
un Ser del que dependo, que
reúne en sí todas las perfecciones que yo pueda pensar y de las que participo
en cierto grado. Y si Dios es un ser perfecto, que reúne todas las propiedades,
tiene que existir, pues la existencia es una propiedad más -aquí podéis
explicar los tres argumentos que demuestran la existencia de Dios utilizando lo
dictado en la estructura del texto-. De aquí deduce la existencia de una Res
perfecta - infinita o sustancia perfecta - infinita, es decir, Dios, segundo principio o axioma de la
filosofía cartesiana.
Dios que es perfecto, sumamente bueno y veraz , garantiza
el criterio de certeza, es decir, que
a mis ideas verdaderas-evidentes- les corresponde una realidad: el mundo o
sustancia extensa, cuyos modos son la figura, el tamaño y el movimiento.
Lo real aparece dividido en tres dimensiones : sustancia
infinita, sustancia pensante y sustancia extensa. Esta separación tajante entre
las tres dimensiones del “ser” fue la causa de que Descartes tuviera problemas
para explicar las interacciones que observamos entre lo físico y lo mental (EJ:
entre cuerpo y alma-mente en el hombre, glándula pineal); es el llamado
problema cartesiano de la incomunicación de las sustancias.
(Partes de esta justificación deberéis exponerla en la
pregunta sobre la temática según convenga).
ESTRUCTURA del texto de Descartes:
PARTE II
1. Desde el inicio hasta "...que mi espíritu fuera
capaz". Declaración de intenciones: hallar el método que capacita para
alcanzar conocimientos ciertos y que aplicará, revisando, al conocimiento
anterior.
2. Desde "Había estudiado un poco...." hasta
"...no incumplir ni una sola vez su observancia". Inspiración
lógico-matemática del método: declara las bondades y errores de la lógica,
geometría y álgebra. De la revisión de estas materias deriva las siguientes
características para su método:
-De la lógica: que el método sea productivo, dé lugar a
nuevos conocimientos.
-Del álgebra y geometría: que sirva para muchas materias y
que sea claro y con pocas reglas.
3. Desde "El primero consistía en no admitir..."
hasta "...seguro de no omitir nada". Exposición de las cuatro
reglas del método.
4. Desde "Las largas cadenas de razones..." hasta
"...al igual que lo había realizado con las del Álgebra". Aplicación
del método a las matemáticas y declaración de su provecho (de su funcionalidad):
4.1. Desde "Las largas cadenas de razones..."
hasta "...ni tan ocultas que no podamos llegar a descubrir". Aparece
la inspiración matemática del método cartesiano: la geometría procede como lo
hace la razón, nuestra razón es una razón matemática: intuye y deduce, que son
las fases de análisis y síntesis del método. Con el método encontramos todas
las verdades, apareciendo el ideal racionalista de autosuficiencia de la razón.
4.2. Desde "No supuso para mí una gran
dificultad..." hasta "...los defectos d una de estas ciencias
mediante los procedimientos de la otra". Aplicación del método a la
matemática, ejercitándonos en su uso y Descartes presenta un ejemplo de esto.
Aparece también el ideal de una ciencia
única, fruto de la aplicación del único método por la razón.
4.3. Desde "Y como, en efecto, la exacta
observancia..." hasta "...confiere certeza a las reglas de la
Aritmética". Otra ventaja: no solo permite encontrar con facilidad todas
las verdades, sino alcanzar certeza,
porque sabemos el medio o el instrumento (el método) para hallarla.
4.4. Desde "Pero lo que me producía más
agrado..." hasta "...al igual que lo había realizado con las del
Álgebra". Una bondad importante es que con la utilización del método se
pone en funcionamiento toda la razón (las fases del método son el mismo
proceder de la razón -intuición/deducción- ). Vuelve a aparecer el ideal
de un método único, universal, válido para todas las ciencias.
5. Desde "Con esto no quiero decir que pretendiese
examinar..." hasta el final de la Parte II. Intención de aplicar el método
a otras ciencias. ¿Cómo? Aplicándolo a la filosofía, de la que las ciencias
toman sus principios, intentando establecer tales principios. Antes será
necesario un proceso de
preparación: evitar prejuicios, reunir material sobre el que aplicar el
método y ejercitarse en él.
PARTE IV
1. Desde el inicio hasta "...primer principio de la
filosofía que yo indagaba". Explicación de los fundamentos del
conocimiento o principios de la filosofía a los que se refiere el final de la
Parte II, que proporcionan la certeza en el conocimiento en el ámbito teórico,
no en el práctico. ¿Cómo? Con la “duda metódica”, de la que aparecen las tres
primeras hipótesis menos la del genio maligno, que aparece en Meditaciones metafísicas, es decir, aplicando su método,
siendo la “duda metódica” su fase de análisis. Aparece el primer principio o
fundamento: la evidencia “pienso, luego soy”.
- Ahora
comienza la deducción de las sustancias:
2. Desde "Posteriormente, examinando con atención lo
que yo era, y viendo..." hasta "...no dejaría de ser cuanto ella
es". Deducción de la res cogitans o explicación de la
naturaleza del yo a partir del “cogito”: aunque exista la materia, el cuerpo,
si yo no tengo “conciencia de”, no existo, no puedo saber que existo. Es la
conciencia la que da certeza de la existencia. Luego yo existo como conciencia
o pensamiento, soy una sustancia o cosa que piensa, independiente de la
materia. Esto es una evidencia, por la claridad y distinción con que es captada
la independencia entre pensamiento y cuerpo o materia. Por eso pensamiento y
cuerpo o materia son sustancias, por ser independientes.
3.Desde "Analizadas estas cuestiones..."
hasta "...cuáles son aquellas que concebimos distintamente". Del
“cogito” deriva el criterio de certeza: toda proposición concebida clara y
distintamente, como el “cogito”, será verdadera.
4. Desde "A continuación, reflexionando sobre que yo
dudaba..." hasta "...lo pueda ser cualquier demostración de la
geometría". Demostración de la existencia de Dios y
conocimiento de su naturaleza a partir del “yo pienso”:
4.1 Desde "A continuación, reflexionando sobre
que yo dudaba..." hasta "...es decir, para explicarlo con una
palabra, que fuese Dios". Demostración de la existencia de Dios
basada en la idea innata de perfección: la idea de perfección es innata pues la
capto con claridad en el “pienso, luego soy”: puesto que dudo, soy imperfecto.
¿Quién causa esa idea? Una naturaleza o sustancia perfecta: Dios. La conexión
causal Dios o realidad perfecta – idea de perfección es verdadera por ser
evidente. Dios reúne todas las perfecciones que yo puedo conocer (“de las
cuales yo podía tener alguna idea”).
4.2 Desde "A esto añadí que, puesto que conocía
algunas perfecciones..." hasta "...no podían subsistir sin él ni un
solo momento". Demostración de la existencia de Dios como causa de mi
ser: por conocer algunas perfecciones que no poseo, deduzco que Dios existe y
del cual dependo, porque
si solo existiera yo, las ideas que tengo de perfecciones respecto a mí serían
completas, no participativas en cierto grado.
A continuación Descartes describe la naturaleza de Dios:
omnisciente, constante, sin pasiones (“tristeza”), no compuesto (luego es una
sustancia o realidad más junto con el pensamiento y el cuerpo). Declara a Dios
como sustancia de pleno derecho, es decir, ser independiente, de la que
dependen la sustancia pensante y la sustancia extensa.
4.3.Desde "Posteriormente quise indagar otras
verdades..." hasta "...lo pueda ser cualquier demostración de la
geometría".Argumento ontológico: las verdades matemáticas son ciertas por
concebirlas con evidencia, es decir, con la misma evidencia que se muestra que
la existencia debe comprenderse en la idea de Ser Perfecto, como una propiedad
más. Al inicio del párrafo aparecen también los modos de la sustancia extensa,
conocidos con evidencia garantizada por el Dios perfecto, como más adelante
mostrará. Descartes presenta una concepción matematizante de la realidad
física.
5. Desde "Pero lo que motiva que existan
muchas personas..." hasta "...si nuestro entendimiento no interviene
en ello". Réplica al empirismo de la escolástica:
- - Debemos
utilizar la facultad adecuada para conocer la existencia de Dios y del alma: la
razón.
- - La certeza
proviene del entendimiento, véase las hipótesis de la duda metódica: es la
razón, al margen de los sentidos, la que capta la intuición del “cogito”, de la
que deduce las siguientes evidencias o principios de la filosofía.
6. Desde "En fin, si aún hay hombres..." hasta el
final. Dios garante de la evidencia de la razón, es decir, del
criterio de verdad, pero no de la evidencia de los sentidos, disipando la
hipótesis de la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño.
COMPARACIÓN DESCARTES-ORTEGA:
En cuanto a la realidad:
-Para Descartes lo real es la sustancia, aquello que es en
sí y que para ser no necesita de otra cosa, es decir, el ser independiente.
Descartes determina tres sustancias: infinita o Dios, pensante y extensa. Estas
dos últimas son sustancias dada la claridad y distinción, la evidencia, con que
intuyo la independencia entre ambas. Es más, del “pienso, luego soy” deriva la
certeza sobre todo lo real, es decir, para Descartes el mundo externo es
dudable, lo que proporciona certeza es la evidencia de la mente: existe el
pensamiento que, siguiendo su regla de la evidencia, muestra la existencia y
naturaleza de Dios –bueno y veraz, garante del conocimiento- y la existencia de
una realidad externa o mundo, la res extensa, correspondiente a mis ideas
verdaderas. Por el contrario, para Ortega la realidad primordial, radical, es
la vida, es decir, el yo-con-las-cosas, eliminándose lo que “desde las
circunstancias” de Ortega era la ceguera del idealismo al que conducirá la
filosofía cartesiana: la independencia de la subjetividad. Para Ortega el dato
indubitable no es el “yo pienso” cartesiano, sino una relación: alguien que
piensa, que se da cuenta y lo otro de que me doy cuenta, es decir, la vida, la
de cada individuo, pueblo o época.
-Otra característica de la sustancia, del “yo pienso”
cartesiano, es la permanencia, es un ser estático, atemporal. Por el contrario,
para Ortega la vida es cambio, desarrollo, historia.
-Semejanza: tanto Descartes como Ortega coinciden en la
necesidad de descubrir el dato radical, la realidad indubitable (el “yo pienso”
para Descartes, el “yo-con-las-cosas” para Ortega).
En cuanto al conocimiento:
-La razón para Descartes es única, de la que participan
todos los individuos. Según Descartes la única razón, utilizando un único
método –las cuatro reglas del método- dará lugar a una única ciencia, la
Mathesis Universalis: un conocimiento total, absoluto de la realidad. Para
Ortega esta razón cartesiana (lógico-matemática) es una abstracción, esta razón
pura ha de ser sustituida por una razón vital, una razón que nos enseña la
primacía de la vida, una razón que es histórica, que nos permite entender al
hombre mediante la comprensión de las creencias e ideas que cada individuo,
generación y cultura han utilizado para dar un sentido al problema de su
existencia, de su vida.
-Para Descartes podemos llegar a alcanzar la certeza, la
seguridad en la verdad objetiva y universal. Descartes es dogmático y en
opinión de Ortega utópico (porque proporciona una verdad no localizada, vista
desde lugar ninguno). Frente a Descartes, Ortega presenta su perspectivismo: la
realidad se conoce desde una posición concreta, todo conocimiento está anclado
en un punto de vista, en una situación. Además es necesario que las distintas
perspectivas se complementen. En su propia esencia la realidad misma es
perspectivística, multiforme.
-Criterio de certeza: para Descartes es la claridad y
distinción, es decir, la evidencia racional con que capto la verdad de una
proposición, como ocurre con el “pienso, luego soy”, por tanto en una comunidad
o coincidencia respecto a la verdad. Ortega también propone un criterio de
certeza, de seguridad en la verdad: la divergencia en la verdad, fruto de la
diferencia de perspectiva.
-Semejanza: a) Ortega considera que la filosofía es un
conocimiento que descansa en intuiciones, es decir, en evidencias. Como
Descartes, Ortega entiende que es posible otro tipo de intuición que la
sensible.
b) Valoración de la duda: Descartes
utiliza la duda como método para alcanzar evidencias sobre las que construir el
edificio del conocimiento. Para Ortega la duda es necesaria, convierte en ideas
a las creencias, hace que el hombre se dé cuenta que está sumergido en las
creencias, de que es dueño de ellas y no al revés, y esta es la misión ingrata
del filósofo.
ACTUALIDAD:
Descartes es el iniciador del pensamiento racionalista y su
obra tiene una repercusión definitiva en la filosofía moderna. Heidegger, al
hablar de él, afirma: “Toda la metafísica moderna, incluido Nietzsche, se
sustenta en la interpretación del ser y de la verdad introducidas por
Descartes”. A partir de Descartes
el pensamiento moderno tomará como punto de partida el ser mental. Entre las ideas que configuran el
espíritu cartesiano y que han quedado como herencia suya en el desarrollo de la
filosofía podemos resaltar:
Por un lado, la idea de la matemática universal, que es
aplicable a toda la realidad, y cuya afirmación fundamental es la de que todo conocimiento
científico es científico en la medida que es matemático.
Con respecto al conocimiento científico también podemos
decir: el objetivo de Descartes es alcanzar la certeza, es decir, no sólo
obtener un conocimiento verdadero, sino que podamos estar seguros de su verdad.
Este deseo de seguridad en la obtención del conocimiento lo observamos en el
proceder científico actual. Lo que caracteriza al conocimiento científico del
que no lo es, es la utilización de un método, el hipotético-deductivo, que parece
dar garantías del conocimiento que produce. No obstante la ciencia, tras pasar
la crítica de Popper al “verificacionismo” del Círculo de Viena proponiendo el
“falsacionismo” como manera adecuada de entender la contrastación de teorías,
ya no proporcionará un conocimiento verdadero de manera absoluta, sino una
verdad provisional. Sin embargo, en el sentido del Falsacionismo de Popper, sí
podemos alcanzar certeza lógica de la falsedad de una teoría científica.
Resaltamos la semejanza entre la actitud cartesiana y
el proceder científico: esa utilización del método. Para nosotros, lo que
proporciona fiabilidad a una información es el procedimiento adecuado por el
que se ha conseguido. Y aún más: para Descartes la existencia de Dios garantiza
o fundamenta el método utilizado, gracias al cual alcanzar ciencia. Aunque la
respuesta no nos parezca válida, en la actualidad perdura el problema que
Descartes quiso solucionar: la fundamentación del conocimiento científico
fundamentando el método. ¿Cuál puede ser el fundamento del proceder científico
en la actualidad? El acuerdo o consenso de la comunidad científica en ese
procedimiento. Esto nos lleva a hablar de la ciencia ortodoxa o paradigma,
siguiendo a T. Kuhn. Un paradigma es una concepción general del mundo que
incluye teorías, métodos de investigación, aparatos de experimentación...Cada
paradigma establece qué es un problema científico, cuál es el método que hay
que emplear y qué se acepta como solución. La sustitución de un paradigma por
otro se denomina revolución científica. Los paradigmas son inconmensurables
entre sí.El acuerdo de los científicos para decidirse por uno u otro depende de
gustos, intereses, influencias sociales, creencias...Con estas afirmaciones de
Kuhn, la racionalidad y objetividad científicas (también buscada por Descartes
con su concepto de "certeza") y la idea de progreso científico
parecen ceder su puesto al relativismo y subjetivismo. Abundando en este
relativismo está la opinión de Paul Feyerabend, quien apuesta por la pluralidad
de métodos con su frase "todo vale": no existe una fundamentación,
por tanto, del único método adecuado.
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